Curiosidades de la Historia

lunes, 27 de febrero de 2012

Actividades final periodo Restauración

El problema de Marruecos y el fin de la Restauración
- Analiza el problema marroquí y como éste afectó decisivamente a la Restauración. Utiliza los documentos
Una visión literaria de la guerra marroquí y del problema de las responsabilidades.«Bajó la voz confidencial:-Toda la porquería del "Narizotas" [el Rey] está ahora saliendo a relucir: los millones que le pagó Marquet para abrir las casas de juego, el Palacio de Hielo y el Casino de San Sebastián, ¿te acuerdas? También en el Círculo de Bellas Artes dicen que está pringado el "Narizotas". Está en las minas del Rif con Romanones y en el suministro de camiones para el ejército con Mateu; y para colmo de todo, el lío de Marruecos. -¿y cuál es el lío de Marruecos? -¡Puff! Una historia sucia, porque resulta que es él el responsable del desastre. Le escribió a Silvestre, a escondidas de Berenguer, y le dijo que siguiera adelante. Dicen hasta que, cuando Annual acababa de ser conquistado, lemandó un telegrama a Silvestre que decía: "¡Vivan tus cojones!" y cuando se le habló de la catástrofe y de los miles de muertos que había, dijo: "Le carne de gallina es barata". Claro es que todos los reaccionarios le están defendiendo en las Cortes, pero los republicanos y los socialistas están pegando duro. Además, hay otra cosa: ahora que están mandando fuerzas expedicionarias y todos los Fulanos que escaparon con su dinero de ir a Marruecos tienen que ir, aunque no quieran, muchos de los liberales quieren que se depure la cosa. Les sienta como un tiro que tengan que perder su dinerito y si a mano viene, los hijos. De todas maneras, una cosa es cierta: va a haber un proceso.
-¡Un proceso! -exclamé.
-Sí. Un proceso para establecer la responsabilidad de lo que ha pasado en África. Los generales están que revientan de rabia. Hasta han amenazado con un pronunciamiento como en los tiempos de Isabel II. Pero ahora las cosas son distintas; ¡que vengan! Los vamos a recibir con fuegos artificiales.”
              Arturo Barea, La forja de un rebelde, Libro II, La ruta, Montjuich, Méjico, 1959, p. 354.

Testimonio del soldado Mariano Gálvez
“Había necesidad de hombres en Marruecos. Las cosas se pusieron mal y llamaron a todas las quintas, todos al Rif, a la Berbería, pies planos, mancos, cojos y tuertos o hijos de viuda, a Ceuta, a Tetuán, a Melilla. Los moros no nos daban tregua: todos los días había que salir a combatir [...].
No guardo buenos recuerdos: estábamos mal comidos y por regla general mal dirigidos. Por delante iba la carne de cañón, cuanto más mando, más atrás, en la retaguardia. Instalaban un teléfono con línea de fuego, tendían un cable de unos cuantos kilómetros y desde esa distancia los jefes daban las órdenes a los que ponían el pecho [...].
La guerra contra los moros duró dieciocho años y yo creo que sólo al final se aprendió la lección sobre las sepulturas de los nuestros. Aprendimos a montar las guardias, a avanzar, a replicar al fuego. A veces morían más en la retaguardia porque no nos enseñaban a colocarnos como era debido [...].
Para beber nos daban medio vasito de agua. El pan se deshacía como la arena.
Nos entregaban una muda todas las semanas, pero cuanto más te mudabas, más piojos criabas [...]. El agua, las carricubas, los aljibes, los defendíamos como si fueran el Palacio Real, con uñas y dientes [...]. Sufríamos mucho al ir por agua, cuarenta o cincuenta soldados con un cabo al frente, los moros nos tenían fichados. Hacían muchas bajas. ¡Cuántos no habrán muerto por medio jarrillo de agua! Cada vez que bebo un vaso, y han pasado más de setenta años, se me viene a la memoria aquella obsesión del agua. [...] La gente deliraba por la noche en las tiendas. Yo soñaba con manantiales, con los ríos de la tierra.”
M. LEGUINECHE, Annual, 1921. El desastre de España en el Rif, 1997

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